Cementerio del Santuario

El dia comenzaba lentamente a declinar sobre aquella tierra, los rayos del sol parecian decrecer con cada segundo que pasaba y las sombras se granjeaban en eso, esperando en las esquinas para poder extender hacia la inmensidad su poder aciago. En medio de aquel panorama casi estremecedor el sonido ahogado del final de labores parecia casi gustoso. Las platicas de los trabajadores, el murmullo de los ninos al hacer su camino a casa... todo hablaba de vitalidad.

Quien podria tener tiempo de tornar su mirada hacia aquella sombra lugubre que atravesaba la ciudad? Nadie deseaba detener su acelero, aquella figura envuelta en pesadas telas apenas si merecia una mirada. La mujer que se escondia bajo aquel vestido no parecia renegar de aquel abandono.

Sus pasos eran firmes pero las huellas del cansancio eran visibles, su estatura normalmente alta se habia reducido un par de centimetros, era como si aquella caja de metal a su espalda hubiese aumentado su peso. No habia nada que hacer, era un lastre que habia elegido a muy corta edad y tanto las alegrias y sufrimientos frutos de su eleccion eran bienvenidos.

Sin perder el tiempo la mujer se adelanto hasta internarse en los caminos y atajos que le llevaban a su destino. Un par de veces se detuvo para contemplar en la lejania la silueta de aquel lugar. No pudo evitar sentir en su cuerpo el estremecimiento de la alegria. Al fin estaba de vuelta en casa.

Tras dar el santo y sena, la mujer de mirada taciturna se interno y dio inicio al ascenso de aquel santuario antiquisimo. Ya el sonido de los entrenamientos era un mero rumor, la oscuridad pronto caeria y los ansiosos aspirantes buscaban el cobijo de la noche para dar descanso a su abatido cuerpo. Un gesto de desapruebo inundo el rostro de la mujer, tras la mascara dorada que cubria su faz.

Paso tras paso se interno en aquel lugar, anhelando llegar a aquel que habia sido designado como su templo y nervisosa de dar cuentas ante aquel que le habia mandando lejos por tanto tiempo. Deteniendose en una encrucijada decidio dar un rodeo, si bien el camino que llevaba era el mas corto una extrana sensacion le arrastro hacia el lugubre terreno que era el camposanto del lugar. Si se desea, puede ser llamado destino.

Sin entender la razon de aquel actuar la mujer se interno en aquel terreno cubierto de musgo y gloria. Sus ojos divagaban en las lapidas, tratando de adivinar las gloriosas historias de aquellos que yacian a sus pies. Su mente amante de aquel romanticismo barbarico le enajeno y le llevo a tropezar con un hombre. Aun aturdida y sin prestar mucha atencion al curioso ser, se inclino levemente ofreciendo una disculpa.

-Perdornadme, no ha sido mi intencion ser ruda.

Los ojos de la mujer trataron de encontrar en un principio a aquel hombre por sobre su altura, mas era obvio que no le encontraria ahi. La direccion de la voz le indicaba que debia bajar la mirada, mas el tono de aquel hablar distaba mucho de pertenecer a alguien que mereciese semejante trato.

Debio hacer un esfuerzo para no mantenerse observando a aquel ser tan curioso, no podia mentir... era la primera vez que veia un ser como el y el hecho de encontrarle en medio de aquel lugar parecia no tener explicacion. Como habia logrado subir hasta ahi? Que papel se suponia fungia en el panorama del lugar? Ninguna de aquellas historias que habia leido hablaban de semejantes seres como caballeros o justicieros. Acaso era parte de la corte de entretenimiento del Patriarca? No, el cosmos poderoso y puro que manaba de su persona no era algo que dejar pasar de largo.

Inspirando levemente compuso en su faz un gesto cauteloso mientras escuchaba todo aquello que el hombre tenia que decir. Era como si le costase detener el curso de su voz, o simplemente disfrutase el sonido de la misma.

-Asi es... -Musito con cierto tiento. Que se suponia debia decir? El silencio cayo entre ambos. Debia seguir andando, pero ahora estaba intrigada sobre aquel ser.

Si bien a la chica aquella forma de hablar le causaba cierto desconcierto, no podia negar que se sentia intrigada por el misticismo de los comentarios a medias realizados por el caballero desconocido. Bien decia el, quizas deberia proceder guiada por las normas de la etiqueta y dar su nombre pero... era realmente aquello necesario? Que tan util le seria el conocimiento de aquella identidad a futuro? Una verdad perpetua era para la dorada el deseo de no hacer cosas inecesarias.

Por un segundo se debatio ante el impulso de dar media vuelta y volver al camino que debio seguir desde un principio o rendirse ante el imperioso deseo de continuar aquella conversacion. La pelea campal poco duro y ante su propia molestia se encontro a si misma avanzando con paso firme en pos del hombre. Elevando su voz, casi como el suave silbido del viento musito la dama de cabellos dorados y ojos duros.

-Acaso... -dudo un segundo antes de continuar sus palabras- ... acaso... ha habido un deceso en el Santuario? Algun valiente ha caido en batalla? -Se detuvo, incomoda... no podia ocultar la exitacion en sus palabras, aquel casi morboso deseo de historias de caballeria. Apartando la mirada al bajar unos grados su rostro trato de huir de cualquier juicio que hubiese desatado su insensible intervencion.

El Santo de Leo volteo su mirada a aquella mujer que tenía el mismo rango que el suyo, y una leve ventaja en estatura al notar aquel cambio en el tono de su voz. Su ceja se elevó al observar por un breve instante el brillo en los ojos de la dama, era como si le acabasen de decir que le regalarían un minino o algo parecido. No podía evitar ser llamado por tal curiosidad por lo cual termino decidiendo perder mas el tiempo al quedarse mas en aquel lugar en vez de continuar su búsqueda del sepulturero.

La mujer para su beneficio parecía al menos tener la decencia de verse algo avergonzada en aquel cambio de ánimo en si misma, bajando la mirada en un intento de evitar la suya. Sin embargo, tal parecía que la mujer había olvidado el hecho infalible entre ellos dos, ella seguía siendo el ser humano mas alto, por lo cual su intento de ocultar su vista solo había logrado que encontrase la suya directamente. Seria algo que pudiese terminar causándole risa, sino fuese porque no estaba en modo de hacer enemigos, al menos no mas de los que ya parecía había hecho.

– Un Anciano ha perdido la vida, posiblemente en su lecho. Lo importante es que lo mas probable es que no salgamos tan seguido y pasemos más tiempo en el Santuario de lo que solíamos. A menos de que la alta dama decida también estar mandándonos lejos como si no pudiese aguantar nuestra presencia, cosa que comienzo a creer el difunto sentía hacia nosotros. –

No era necesariamente verdad, pero tampoco era una posibilidad muy difícil de creer. Podría ser que el Patriarca hubiese perdido su vida mientras descansaba, siendo enteramente sorprendido por algún villano el cual había sido lo suficientemente talentoso para ocultar su presencia de un hombre como lo era el difunto Sumo Sacerdote. Sin embargo esa teoría traía consigo otra plétora de problemas lo cual le hacia poco probable. Lo segundo estaba mas que seguro que seria asi, con el asesinato del Pontifice lo mas probable seria que la diosa mantendría a todos en el Santuario, al menos hasta que se descubriera al Asesino.

Mientras pensaba en esto el Caballero de Leo observo a su lateral el movimiento de otro cuerpo entre el cementerio, y viendo que los muertos por lo general no se levantaban asumió correctamente la identidad de tal persona.

– Ah! Alli se encuentra el buen Sepulturero. Si seria tan amable de encaminarse a los aposentos del Sumo Sacerdote se dara cuenta de que le requiere con gran urgencia. –