Calabozo #7 - Sirenas y Barcos

En un grupo de tres realmente pequeñas islas, el mar azul se extiende con arenas blancas volando cada vez que el viento sopla.

Tras un cañonazo de advertencia, un barco apareció con varias sirenas custodiándolo. La líder de estas, que no parece demasiado feliz, amenaza a los humanos de la zona.

Estando en uno de sus tantas misiones de cuidar a los mercantes y custodiarlos hasta lo que era el fin de la entrega, la chica de mirada azulada que respondía al nombre de Naoko, le gustaba la tranquilidad que tenían aquellas islas en las que debía transitar, pues la suave brisa del mar hacia que pudiera relajarse y controlar sus ataques de pánico, por lo que casi siempre se encontraba en la proa o en el mástil mayor.

Esa mañana simplemente se sintió calmada pues los hombres que la acompañaban para la misión de resguardar a los barcos mercantes, se encontraban entrenando en el barco que les habían asignado para que pudieran defender a los demás navíos mercantes, por lo que le agrado el sentido de responsabilidad de aquellos hombres. Por ello convencida de no dar un paso atrás, comenzó a concentrarse para poder seguir su entrenamiento en aquella fuerza interna que desea controlar en su totalidad, por lo que decidió subir a la cima del mástil mayor.

-Buenos días señorita Naoko, los hombres preguntan que se hará el día de hoy.- Se aproximo a ella un hombre que poseía una mascara que cubría la mitad de rostro, por lo que solo sus ojos eran visibles.

-El grupo asignado para la vigilancia de este turno que este preparado, los demás continúen entrenando hasta que este lista la comida y puedan ir a descansar.- Dijo de forma calmada la chica de larga cabellera, para después comenzar a subir al mástil.

Unas cuantas horas habían pasado después de eso, y la joven nipona estaba cerrando sus ojos mientras su cosmos lo sentía cada vez mas fuerte y se aventuraba a poder sentir el viento como parte de ella, cuando un cañonazo la sobresalto. Los gritos de los mercantes y hombres de inmediato se hicieron esperar, por lo que con su catalejo en mano observo la dirección del sonido del cañonazo. Se sorprendió al ver que un barco se acercaba a su posición y lo peor de todo, es que seres mas allá de los rumores de los marineros, custodiaban el navío.

Inmediatamente se deslizo por el mástil para llegar a la cubierta y dar ordenes, pues al estar en las islas, se les dificultaba un poco su escape.
- Todos atención, carguen los cañones, estén preparados con las armas para todo lo que pueda querer interferir, nuestra misión es que no les pase nada a los mercantes y eso mismo vamos a hacer, ahora señores en marcha!.-

Una vez dicho esto, la chica corrió a la bodega por sus espada y cuchillos, para asi ir al timón y decirle al hombre que lo controlaba. -Dirijanos cerca del arrecife.- El hombre asintió mientras esta de nuevo se dirigía a la cubierta y tomando del hombro a uno de los hombre con el rostro cubierto le dijo. -Tu y diez hombres mas vallan a los demás navíos y llévenlos a una de las islas. -El hombre asintió y comenzó a reunir a los hombres para poder ir con los mercantes.

La chica, regresando a la proa, observo ese barco que se aproximaba cada vez mas, con una sensación en su pecho que jamas la había sentido, por lo que su mano izquierda que no tenia nada se la llevo a su corazón, sintiendo como su fuerza interior reaccionaba.

-Por Kami, ¿Que rayos es esto?.- susurro mientras seguía mirando hacia donde se encontraban las sirenas.